Asesoramiento legal en la recuperación de inversión por error técnico en proyecto de acondicionamiento de local comercial.
El problema
Proyecto defectuoso y clausura del negocio: una inversión perdida por falta de rigor técnico.
Un autónomo alquiló un local comercial con el objetivo de explotarlo como cafetería durante al menos diez años, incluyendo parte del horario nocturno. Para ello, asumió íntegramente las obras de acondicionamiento del local, que contaba únicamente con licencia de primera ocupación.
Contrató a un ingeniero de edificación para redactar y ejecutar el proyecto necesario para adaptarlo a su nueva actividad. Sin embargo, dos años después, y tras una denuncia vecinal, el local fue clausurado por incumplir la normativa acústica.
La consecuencia: el cierre del negocio y la pérdida de una inversión cercana a los 150.000 euros.
La solución
Acción de responsabilidad civil por certificación falsa y proyecto erróneo.
Tras analizar los hechos en profundidad, se ejercitó una acción de responsabilidad civil contra el ingeniero que había certificado el fin de obra. Se acreditó que dicho certificado afirmaba falsamente que la obra se ajustaba al proyecto, incluyendo unas mediciones acústicas basadas en materiales que finalmente no se instalaron.Este error técnico fue clave en el cierre del local, al no garantizar el aislamiento acústico exigido por la normativa. La defensa del ingeniero intentó desviar la responsabilidad hacia el arquitecto anterior, quien había intervenido en fases previas para la obtención de la primera ocupación, sin éxito.
El resultado
Proyecto defectuoso y clausura del negocio: una inversión perdida por falta de rigor técnico.
Un autónomo alquiló un local comercial con el objetivo de explotarlo como cafetería durante al menos diez años, incluyendo parte del horario nocturno. Para ello, asumió íntegramente las obras de acondicionamiento del local, que contaba únicamente con licencia de primera ocupación.
Contrató a un ingeniero de edificación para redactar y ejecutar el proyecto necesario para adaptarlo a su nueva actividad. Sin embargo, dos años después, y tras una denuncia vecinal, el local fue clausurado por incumplir la normativa acústica.
La consecuencia: el cierre del negocio y la pérdida de una inversión cercana a los 150.000 euros.
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